miércoles, 22 de diciembre de 2010

Subcomandante Marcos

Levantamiento

Como la mayoría de las personas que me conocen saben que desde 1997 cambie mi residencia de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas a Matamoros, Tamaulipas y me llama la atención que a pesar de haber pasado ya casi 17 años del levantamiento armado en los altos de Chiapas encabezado por el subcomandate Marcos la gente de Matamoros cuando se enteran que soy de Chiapas aun me sigue preguntando sobre el subcomandante Marcos y cuando me preguntan si conozco a Marcos yo les digo que si, que de de hecho somos muy buenos amigos desde el ´93 y se asombran y me preguntan tantas cosas a lo que simplemente respondo -pues de eso no me gusta hablar por que no se mucho- lo que no saben es que si conozco a Marcos pero un amigo de Chiapas que se llama así Marcos, por supuesto después les digo la verdad y solo se rien.

Sinceramente no tengo el placer de conocer al Sub. Marcos pero he visto muchas entrevistas y las cosas que se vivieron en Chiapas en ese tiempo, cuando yo cursaba el segundo de secundaria, que para todos los que vivimos ese momento fue algo muy fuerte. Nunca olvidare el día que mi padre entro a la casa y se quedo parado viéndonos a todos y nos dijo - dicen que se levantaron en armas hoy en la mañana un ejercito que se hace llamar Ejercito Zapatista de Liberación Nacional, y que se ha iniciado una gerra en Chiapas- hasta ese momento nosotros no sabíamos la magnitud de tal evento, simplemente sabíamos que había un conflicto pero tampoco sabíamos para que o por que. Pero lo que nunca sucedió fue pensar que abandonaríamos nuestro estado, por muy fuerte que se pusiera esa era nuestra tierra y no la dejariamos bajo ninguna circunstancia, aclaro no fue por eso que cambiamos de residencia.

Ahora puedo decir que lo que se peleó en aquel entonces es lo que hoy seguimos peleando, la igualdad social, la igualdad económica, la igualdad cultural, el respeto a la raza indigenas y el derecho de ser tratados igual.

Muchos Mexicanos, Chiapanecos y de diferentes estados de la república gritamos a los 4 vientos que estamos con los ideales del EZLN y que apoyamos las visiones del Sub. Marcos pero en realidad no hacemos nada por cambiar la condición de nuestros paisanos indígenas, seguimos viendo de manera despectiva a la clase baja de nuestra sociedad, ¿como es que estamos con los ideales que El tanto defiende? si no hacemos nada por cambiar ni siquiera nuestro comportamiento ante esa sociedad olvidada que tiene igual o mas derecho que nosotros sobre nuestros estados, por que ellos son los que originalmente eran los dueños de todo el país que no se nos olvide ese pequeño detalle. No hemos cambiado nuestra manera de tratar a los indígenas seguimos pensando que somos mayores que ellos no solo en estatura sino también en inteligencia cosa en la cual estamos equivocados.

Hagamos conciencia si realmente, al decir que estamos con los ideales del levantamiento armado de aquel Primero de enero de 1994 es por que estamos dispuestos a cambiar nuestra sociedad o lo decimos solamente por que nos gusta estar en la bola.

Un dolor de muelas



Esta carta fue escrita por Marcos, en un arrebato impostergable y único; el amor acaece,se va dando de ratos único, y se convierte en canción.


18 de Octubre de 1996 (como a las no sé cuántas de la madrugada)
A: Joaquín Sabina Planeta Tierra
De: Subcomandante Insurgente Marcos CCRI-CG del EZLN Montañas del Sureste Mexicano, Chiapas México

Don Sabina:
Yo sé que le parecerá extraño que le escriba, pero resulta que me duele la muela y, según acabo de leer, usted camina ahora por estas tierras que, mientras no acaben por venderlas también, siguen siendo mexicanas. Entonces pensé yo que, aprovechando que me duele la muela y que usted camina ahora bajo estos cielos, pudiera yo escribirle y saludarlo e invitarlo a echarse un "palomazo" con el Sup (a larga distancia, se entiende).

¿Qué dice usted? ¿Cómo? ¿Que qué tiene que ver el dolor de muelas con el "palomazo"? Bueno, tiene usted razón, debo explicarle entonces la muy extraña relación entre el dolor de muelas, el que usted camine por estas tierras, la larga distancia y una muchacha. No, no se sorprenda usted de que ahora haya aparecido una muchacha. Siempre aparece una, vos lo sabés Sabina.

Bien, resulta que cuando yo pasaba por esa etapa difícil en que uno descubre que ya no es más un niño y tampoco alcanza a ser un hombre (esa etapa, vos lo sabés Sabina, en que las féminas se transmutan de molestas a interesantes y hay que ver la de problemas que esto provoca, conocí a un viejo que, sin que se lo pidiera, decidió que tenía que darme un consejo sobre esos seres incomprensibles pero tan amables que eran, y son, las mujeres. "Mira muchacho" me dijo, "la vida de un hombre no es más que la búsqueda de una mujer. Fijate que digo 'una mujer' y no 'cualquier mujer'. Y por 'una mujer', muchacho, me estoy refiriendo a una de 'única'. El problema está en que el hombre siempre queda con la duda de si la mujer que encontró, si es que encuentra alguna, es esa 'una mujer' que estaba buscando. Yo ya estoy viejo y he descubierto una fórmula infalible para saber si la mujer que uno encontró es la 'una mujer' que estaba uno buscando." El viejo carraspeó y me confió: "Si tu le dices a una mujer que te duele una muela y ella, en lugar de mandarte al dentista o darte un analgésico, te abraza y deja que recuestes la mejilla en sus pechos, entonces, muchacho, esa mujer es la 'una mujer' que andabas buscando". Yo me quedé perplejo, pero como quiera tomé nota de la fórmula. A mí nunca se me había ocurrido que debía pasarme la vida buscando una mujer. A mí se me ocurrían cosas más concretas y factibles, como ser bombero, conquistar el mundo o construir un avión que se controlara solo con el pensamiento. Respecto a las mujeres, yo me tenía en muy alta estima y estaba más propenso a que esa "una mujer" me encontrara a mí, que a buscarla yo. A mí ni se me ocurrió que la fórmula estuviera mal. Así que achaqué mis primeros fracasos a la falta de autenticidad en mi dolor de muelas. Con clips y palillos, después de una paciente labor de meses, logré picarme dos muelas con tanto éxito que tuve que acompañar la estrategia con una fuerte dosis de antibióticos. Repetí la fórmula, ahora con la confianza de saberme auténtico, y los resultados siguieron siendo magros. Así hubiera seguido adelante, acabando con mis muelas, si no es porque, ya adolescente, encontré a otro viejo que, cruel, me dijo: "Tu problema está en la cara. Más bien en tu nariz. A los feos, las muchachas no les hacen caso, a menos que sean cantantes".

"¿Cantantes?" Bueno, esta nueva fórmula les daría reposo a mis muelas (que por lo demás ya estaban definitivamente destrozadas). Claro que el problema entonces era saber qué se necesitaba para ser cantante. Después, escuchando canciones, me di cuenta de que el problema era mayor, ya que una cosa era ser "cantante" y otra más difícil era ser "cantautor" o "canta-autor" (vos lo sabés Sabina). Entonces hice trampa, es decir, escribí algunos poemas (o como se llamara lo que escribía) y dejaba siempre pendiente la música.

Resulta que (vos lo sabés, Sabina) hay ahora una muchacha que está demasiado lejos y entonces pensé que usted, Don Sabina, podría echarme una mano y una tonadita (mire que no es lo mismo pero pudiera ser igual). Y usted podría echarme una mano si me permitiera tutearlo y, cómplice como ha sido antes sin saberlo, fingiera usted que nos conocemos desde hace mucho tiempo y que, por tanto, es perfectamente natural que usted reciba una carta del Sup redactada en los siguientes términos:

"Sabina (sí, ya sé que te desconcierta este inicial e irreverente tuteo, pero tú compórtate como si tal cosa): He trabajado arduamente en los últimos días en la letra que me encargaste para tu nueva canción (Vamos, quita ya esa cara de espanto! Ya sé que no me has encargado ninguna letra para ninguna canción, pero sígueme la corriente para despistar al enemigo) pero ha sido inútil. No me sale nada original. Así las cosas, busqué en el cofre del pirata y solo encontré un viejo y mohoso poema, que no es tan viejo y tal vez ni a poema llegue, que te puede servir si le das un poco de aliño. Es ideal para ponerle música y escalar con velocidad el "hit parade" internacional (no me preguntes si para arriba o para abajo), pero tú ya sabes que a nosotros los artistas (sigue fingiendo demencia, no denotes la menor sorpresa) no nos importa la fama (bueno, no mucho). En este caso particular, a mí solo me interesa una muchacha que está demasiado lejos para que pueda yo musitarle al oído este poema y arrancarle así, vos lo sabés Sabina, una sonrisa o una lágrima. El poema dice, más o menos, así:

"Como si llegaran a buen puerto mis ansias,
como si hubiera donde hacerse fuerte,
como si hubiera por fin destino para mis pasos,
como si encontrara mi verdad primera,
como traerse al hoy cada mañana,
como un suspiro profundo y quedo,
como un dolor de muelas aliviado,
como lo imposible por fin hecho,
como si alguien de veras me quisiera,
como si, al fin, un buen poema me saliera.
Llegar a ti."

La tonadita puede ir más o menos así: tara-tarara-tararira-etcétera, vos lo sabés Sabina. El título de la canción podría ser "Canción para una muchacha que está demasiado lejos", o "Un dolor de muelas para ella", o "Un dolor de muelas, Sabina, la larga distancia, una muchacha y el Sup". En fin, ya se te ocurrirá algo. El crédito puede ser "Letra: el Sup. Música: Joaquín Sabina", o "Letra y música: Joaquín Sabina (a petición del Sup)" o como quieras. Vale.

Salud y ojalá ella entienda... El Sup."

Esa podría ser la carta que usted recibiera y aceptara, Don Sabina. Y todo esto viene a cuento porque estaba yo solo, con mi dolor de muela y leyendo que usted camina por estas tierras. Entonces pensaba yo que usted, tal vez, estaría de buen humor y magnánimo y que podría contarle yo la historia de los dolores de muelas, mi frustrada carrera como cantautor y una muchacha que está demasiado lejos.

Vale. Salud y ya sabe usted, si le sobran por ahí un analgésico o una tonadita, no dude en mandármelos. Ambas cosas se agradecen en este asfixiado pecho que le escribe...
Desde las montañas del sureste mexicano.

México, octubre de 1996

viernes, 17 de diciembre de 2010

Recuerdos

hoy amanecí recordando mi pueblo, esperando pronto estar con mi gente y poder abrazarlos, verlos estar con ellos, aunque he estado muy lejos no he podido olvidar nada, recuerdo cada pedazo de tierra cada calle que camine, cada casa que pude ver. Pero sin embargo se que dentro de poco regresare, y dormiré arrullada por la lluvia cayendo sobre el techo de teja, por el sonido de la cigarra en la oscuridad, el perro que ladra, y mi abuela tarareando una cansion, esos son los sonidos de mi tierra ese es el sonido de Villaflores