Lugar que originalmente fue poblada por la etnia soctona, llamados por los Aztecas como Chiapas, lo que significa "agua que corre debajo del cerro". Su nombre en esa época era Soctón Nandalumí.

La Pila
Es un edificio sin paragón en el arte colonial hispanoamericano y broche de oro del arte hispanoárabe. Su diseño único no está relacionado en forma directa con ningún prototipo español. De acuerdo con el cronista Antonio de Remesal, esta fuente "trazole y comenzole el padre Fray Rodrigo de León y en su ausencia suya la prosiguió un español hasta echarle este año de 1562 el agua…" La Pila no solamente cumplía era un punto de reunión de los habitantes del pueblo, por lo que servía a un doble propósito socil.
Sobre una planta octagonal, se levanta una estructura formada por una bóveda sobre pilares detenidos por arbotantes que repinten el número ocho. Octagonal es asimismo el brocal situado bajo la bóveda segmentada por nervaduras. Toda la fuente es de ladrillos, algunos cortados en punta de diamante. La utilización de este material es lo que le da una textura peculiar. Construida en la mejor tradición mudéjar, reúne en una gran armonía arquitectónica, elementos derivados del arte musulmán (planta octagonal y trabajo de ladrillo), una cúpula de inspiración renacentista y elementos estructurales derivados del gótico, pero es un edificio original que no copió estructuras. Carece de fundamento la versión que fue inspirada en la corona de los reyes de España. Los letreros colocados en los botareles no informa confiablemente. El crítico de arte de Francisco de la Maza comentó que "la gran fuente de Chiapa de Corzo, ella sola, vale un viaje a Chiapas.
El Parachico

La Chiapaneca
La leyenda de los Parachicos es una historia muy peculiar que cuenta la historia de una distinguida viajera que arribo a Chiapa de Corzo. La dama expuso a los habitantes del pueblo el motivo de su viaje: su hijo padecía un extraño mal que le impedía mover Ias piernas. Había recurrido a los médicos más reconocidos, sin que brebajes ni sangrías lograran recuperarlo, de ahí que ella decidió visitar varios lugares remotos en busca deI remedio "para el chico". Cuando le hablaron de los curanderos de Chiapa decidió consultarlos. AI poco tiempo apareció el de Namandiyuguá (Cerro brujo), quien después de examinar aI joven, le recetó pócimas de hierbas y ordenó que se llevara al chico a los baños de Cumbujujú ("lugar donde abunda el jabalí") para completar el tratamiento.
La madre acudió aI lugar, cerca deI pueblo y poco después, como de milagro, el joven empezó a recobrar Ia movilidad en las piernas.
Agradecida, la mujer, que se llamaba doña María de Angulo, mandó traer desde tierras distantes ganado y grandes cantidades de cereaIes para paliar Ia crisis en Chiapa. Ordenó que se destazara cada día una vaca en Ia plaza y repartió canastas con víveres entre la población.
En el mes de enero, el día de San Sebastián, doña Maria mandó sacar a su hijo en andas y desnudo -como el santo-, para que no volvieran Ias penurias aI pueblo. Más tarde, ambos regresaron a su país; Ia situación había cambiado, la naturaIeza pródiga se manifestó nuevamente, los lugareños relacionaron Ia abundancia con Ia petición hecha por la mujer y su hijo aI santo. Con Ia llegada de un nuevo año, los nativos recordaron la visita con la representación de una muchacha y un joven vestidos como los personajes paseando por Ias calles, rodeados de sus "sirvientes", quienes repartieron comida simbólicamente.
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